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Coímbra en dos días: los imprescindibles de una encantadora ciudad universitaria

Portugal esconde auténticas joyas arquitectónicas a pocos kilómetros de sus costas. Algunas de ellas están en Coímbra, la ciudad universitaria con más prestigio del país. Es el destino perfecto para hacer una escapada de dos días, ya que su patrimonio cultural es igual de interesante que reducido. Sobre todo en comparación al de Oporto, su espectacular vecina. Esto tiene dos ventajas: la primera es que en veinticuatro horas se puede ver todo lo importante sin ninguna prisa, y la segunda es que, excepto en la Universidade de Coimbra, no hay una excesiva cantidad de turistas.

Después de pasear por sus empinadas calles hasta recorrer todo el casco histórico, visitar los alrededores y probar los mejores bocados que ofrece la zona, podemos hacer un bonito recorrido por aquellos rincones de Coímbra que tendrán siempre un lugar en nuestra memoria. Su belleza y originalidad son excusas más que suficientes para no dejar pasar la oportunidad de adentrarse en ellos.

Dos salas sorprendentes de la Universidad de Coímbra

La Universidad de Coímbra es de visita obligada por su indudable valor histórico. Conocida en todo el mundo por ser una de las universidades más antiguas de Europa, fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2013. Sus orígenes se remontan al año 1290, cuando Dionisio I de Portugal decidió fundarla en Lisboa. Después de varios traslados, la universidad finalmente se asentó en Coímbra a mediados del siglo XVI, época en la que el rey Juan III dio un gran impulso a este complejo que hoy en día sigue recibiendo a centenares de estudiantes.

La importancia de este punto de Coímbra en la historia de Portugal es mucha, sí. Pero no todas las salas que ofrece al público son imprescindibles. Muchos visitantes invierten más tiempo del necesario explorando el interior de la universidad. Para evitar este error, hemos seleccionado las dos salas que consideramos prioritarias en nuestro itinerario de viaje: el Gabinete de Curiosidades y la Biblioteca Joanina.

El Gabinete de Curiosidades pertenece al circuito científico de la universidad y es una colección de objetos insólitos que profesores y científicos han ampliado durante más de 250 años. Hoy en día reúne todo tipo de animales exóticos disecados, minerales raros y máscaras provenientes de las antiguas colonias portuguesas. Sintamos fascinación o no por las ciencias naturales, este lugar nos incita a plantear todo tipo de preguntas acerca de las piezas que se esconden en su interior.

La Biblioteca Joanina, aunque también despierta mucha curiosidad, es un espacio completamente distinto al gabinete y, en general, a todas las salas del circuito científico. Llena de estanterías fabricadas con maderas brasileñas y orientales, libros antiguos y todo tipo de ostentosos detalles, esta biblioteca se puede considerar un paraíso para los amantes de la lectura.

Acceder a ambas salas solamente es posible si compramos la entrada completa, que cuesta 17,5€ por adulto. Con ella podemos visitar todos los espacios que queramos dentro del complejo. Y tiene dos días de validez, cosa que nos permite reservar el enorme jardín botánico de la universidad para verlo al día siguiente de nuestra primera toma de contacto con la ciudad.

La catedral Vieja

Tras salir del enorme complejo universitario, es inevitable querer callejear por el casco histórico. El punto de referencia para empezar a hacerlo es la Sé Velha o catedral Vieja de Coímbra. Es una obra arquitectónica tan interesante por dentro como por fuera. Se trata de una de las construcciones románicas mejor conservadas de Portugal, que además custodia una de las primeras muestras del gótico portugués: su capilla dedicada a la Virgen María.

Arco de Almedina

Desde la glorieta en la que resplandece la Sé Velha, podemos bajar por la célebre Rua Quebra-Costas hasta encontrarnos con un increíble arco medieval situado en la Rua do Arco Almedina, que probablemente sea la calle con más encanto de Coímbra.

El Arco Almedina es, además de una espectacular entrada al casco histórico, la única puerta de la antigua muralla de la ciudad que ha sobrevivido al paso del tiempo. Alrededor de este monumento, es muy común encontrar bares llenos, músicos callejeros y, en general, un poco de barullo recién llegada la noche. Merece la pena dejarse seducir por su magia.

Monasterio de Santa Cruz

Para terminar nuestro itinerario hay que entrar sí o sí en el Monasterio de Santa Cruz, cuyo claustro es un modelo perfecto de arquitectura manuelina. Este estilo arquitectónico fue un invento del rey Manuel I para ensalzar la riqueza de Portugal durante la Era de los Descubrimientos. Es prácticamente imposible encontrar restos de estilo manuelino fuera de regiones portuguesas. Por eso, no podemos irnos del país sin presumir de haber visto alguna muestra de este tipo de construcción tan suya.

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